A sus 20 años, todos creen que Mateo es un asesino. Exiliado de su Buenos Aires natal en un hotel a orillas de la laguna de Tota, en Colombia, convive con su hermana embarazada mientras intenta escapar de un pasado reciente que lo persigue. La aparición del fantasma de su ex y la llegada de un joven que parece su doble lo arrastran a un abismo obsesivo, marcado por celos y arranques violentos. Cuando un cadáver emerge en la orilla del lago, todas las miradas apuntan a Mateo. Pero lo que realmente lo destruye no es la sospecha, sino un tormento más cruel: el amor, en sí mismo, no le corresponde y parece morir al tocar sus manos.